Estas son las historias de Lucía (nombre con propósitos de protección de identidad) y Mar.
Lucía es una mujer de 25 años que es diseñadora de modas y vende contenido erótico por Instagram y Twitter desde hace siete meses. Por otro lado, Mar tiene 20 años, trabaja como repostera y también vende fotos y videos eróticos. Empezó a hacerlo por Reddit hace aproximadamente un año y medio, pero ahora utiliza Instagram.
No está de más recordar que estas son solo dos de muchísimas experiencias de mujeres en el trabajo sexual digital, y aunque es posible que existan coincidencias entre ellas, cada historia, valoración y perspectiva es distinta.
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¿POR QUÉ DECIDIERON EMPEZAR EN EL TRABAJO SEXUAL?
Tanto Lucía como Mar son mujeres jóvenes que dependen de ellas mismas para satisfacer sus necesidades económicas. Es decir, viven y se mantienen por su cuenta. Sin embargo, la situación de desempleo y trabajo precario que les impedía cubrir todos gastos las encaminaron al trabajo sexual digital. A Lucía en medio de la pandemia de COVID-19.
Además, ambas disfrutaban el desnudo y tomarse fotos desde tiempo antes de empezar a vender su contenido.
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¿QUÉ VALORACIÓN LE DAN A SU TRABAJO Y DE SUS COMPAÑERAS?
Las posturas de Lucía y Mar con respecto a su trabajo no se encuentran en ninguno de los extremos que usualmente se hacen presentes en las perspectivas feministas. Si bien ellas entienden que sus cuerpas son las protagonistas de las transacciones económicas que llevan a cabo con sus compradores, recuerdan que las personas deben ser empáticas para entender que esa fue la opción que mejor que tuvieron para satisfacer las necesidades económicas básicas, que, por cierto, en otros contextos laborales no se estaban cumpliendo.
A eso Mar agrega que hacerse fotografías y videos eróticos, aunque sea para comercializarlos, también es una forma de disfrutar de su sexualidad. “Si puedo sacarle un provecho al patriarcado, ¿por qué no? ¿Por qué no sacarle algo bueno de todo lo malo que es?” dice ella.
Otra de las mujeres que realizan trabajo sexual digital y a cuya perspectiva tuvimos acceso a través de redes sociales fue Alicia Delicia, quien además es educadora sexual y sexfluencer. En febrero pasado ella explicaba en su cuenta de Twitter sobre su proyecto de posporno educativa en OnlyFans (OF):
De los 14 años que tengo trabajando: telefonista/supervisora de call center, concierge en un hotel, directora de un fondo de inversión […] y ahora creadora de contenido explícito en OF, en todos los trabajos he puesto mi mente y cuerpa.
Eso de que es denigrante se me hace un discurso bien patriarcal, amiga feminista. Porque solo se denigra el trabajo sexual si crees que la sexualidad es exclusiva de un espacio privado en una relación de “amor”.
Yo, como mujer dueña de esta piel, decido dónde y cómo la muestro.
Y si decido lucrar, porque vivimos en un mundo capitalista donde se *necesita* dinero y eso implica directamente mi calidad de vida, lo voy a hacer de la manera que mejor me venga a mí en todos los sentidos.
Quiero hablar de OnlyFans como alguien que tiene un OnlyFans porque pareciera que hay muchas personas ensañadas en opinar desde afuera.
— Alicia_Deliciaaa (@alicia_deliciaa) February 20, 2021
En especial criticar y condenar. -
¿QUÉ RIESGOS O IMPLICACIONES NEGATIVAS HAN ENCONTRADO EN LA VENTA DE CONTENIDO ERÓTICO DIGITAL?
Así como otras dinámicas sociales, la violencia de género, específicamente contra las mujeres, se traslada hasta el espacio digital y afecta la vida y el trabajo de Lucía y de Mar.
Ellas cuentan que entre las violencias digitales a las que se enfrentan, la más usual es el acoso y hostigamiento por parte de los hombres que alguna vez les compraron contenido y que a partir de entonces las molestan para entablar otro tipo de relación con ellas en el plano físico.
Tal parece que los hombres con quienes Lucía y Mar se han enfrentado coincidieran que, como ellas comparten parte de su cuerpa con sus clientes a cambio de un monto de dinero, eso desvanecen los límites de otras experiencias sexuales. Para ellas es una clara muestra de que los hombres piensan a las mujeres desde una perspectiva machista, como “propiedades”.
Por otro lado, las deficiencias de seguridad de las plataformas digitales, así como la penalización del trabajo sexual, provoca riesgos de filtración de contenido no pagado, estafas y otras situaciones que las mujeres que compartieron su testimonio tienen muy presentes.
Y en último lugar, la estigmatización del trabajo sexual, incluso entre mujeres feministas, ha hecho que Lucía, pero sobre todo Mar, se sientan señaladas hasta el punto de perder amigas que alguna vez consideraron importantes en su vida.
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¿CÓMO LES AFECTAN ESAS VIOLENCIAS Y QUÉ HAN HECHO PARA ENFRENTARLAS?
Todas las situaciones de violencia digital empeoran y precarizan las condiciones en las que las trabajadoras sexuales digitales realizan su actividad. Ante eso y como formas de autocuidado han desarrollado estrategias para prevenir violencias. Tales como ser muy específicas con los servicios que ofrecen en sus descripciones de redes sociales, ser más selectivas con las personas a quienes les venden su contenido y si eso no es suficiente, bloquear o silenciar a quienes las acosan.
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ANTE ESO, ¿QUÉ PIENSAN SOBRE LAS PLATAFORMAS EN LAS QUE SE VENDE CONTENIDO A TRAVÉS DE SUSCRIPCIONES COMO ONLYFANS?
Con sus herramientas de autocuidado presentes, Lucía y Mar se sienten más capaces de analizar los pros y contras de las plataformas de venta de contenido por suscripción como OnlyFans (OF).
Por un lado, a Lucía le parece atractivo crear una cuenta en dicha plataforma porque piensa que de esa manera no tendrá de lidiar directamente con los compradores y otras personas que la acosan. Sin embargo, hasta ahora no ha logrado crear una cuenta en OF por motivos relacionados a sus políticas de uso.
Desde la otra perspectiva, a Mar no le interesa vender contenido por suscripción porque de esa manera no puede hacer un filtro de las personas a quienes sí les quiere vender y a quienes no. Cuando vende desde su Instagram, es más fácil para ella revisar los perfiles que le piden fotos y reconocer si son falsos, lo que implica mayores posibilidades de filtración. Además, prefiere no apegarse a los precios y comisiones que se manejan en OF. Si ella tiene el control de la transacción, también tiene la última palabra sobre el costo sus fotos y videos.
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¿CON QUÉ BUENAS EXPERIENCIAS SE HAN ENCONTRADO AL SER TRABAJADORAS SEXUALES EN LO DIGITAL?
Sin embargo, no solo se han encontrado con malas experiencias. Sumada a la estabilidad económica que la venta de contenido erótico les ha ofrecido, Lucía cuenta que con este trabajo ha descubierto su gusto por el estilismo y la fotografía erótica. Y Mar dice que ha conocido a clientes que después de comprarle, le ofrecen apoyo, aunque ya no reciban nada a cambio.
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¿QUÉ DEBE CAMBIAR PARA QUE LAS CONDICIONES EN LAS QUE REALIZAN SU TRABAJO MEJOREN?
Para desarrollar su trabajo en mejores condiciones Lucía piensa que lo necesario es combatir las ideas y actitudes machistas de los hombres que les compran contenido.
Mar, por su parte, reconoce que los riesgos a los que se enfrenta se deben a un contexto generalizado de violencia y desigualdad de género. Por eso asegura, que así como en su trabajo, las mujeres pueden ser acosadas en la escuela, la iglesia y cualquier otro contexto en el que se encuentren. Como última consideración, pide a las personas que cuando hablen de trabajo sexual digital, antes de condenarlo, se les considere a ellas, las mujeres que conocen el tema en primera persona porque lo viven y a veces lo padecen.
Las historias de Mar y Lucía tienen varias similitudes: el contexto precario que las llevó al trabajo sexual, el disfrute de la sexualidad a través de autorretratos y videos, las violencias relacionadas con su actividad, y otros. Es justamente el reconocimiento de esas experiencias que denota la necesidad de hacer uso del análisis interseccional, que como explica la Asociación para los Derechos de la Mujer y el Desarrollo (AWID, 2004), se centra en el contexto particular, la experiencia específica y los detalles cualitativos de cada caso.
Quienes se dedican al trabajo sexual, ya sea online u offline tienen diferentes identidades que influyen en su acceso a derechos y oportunidades: son mujeres, a veces trans y a veces, como Lucía y Mar, jóvenes, mexicanas y viven en contextos de precariedad o desempleo, aunque sea por periodos de tiempo.
Por ese motivo se presentaron las experiencias y voces de las mujeres, porque solo con y a través de ellas es posible hacer un análisis integral del uso del cuerpo para actividades económicas.